Voy a empezar por el principio, y el principio no es la niñez, el principio es el presente.
Si vivo el presente acepto y me doy cuenta de lo que siento y del miedo a algunas cosas de las que siento. Aunque rechace a la vida o lo que en ella pasa en este momento, la vida no se retira, sigue ocurriendo en cada momento, ahora mismo.
El modo en que despreciamos a la vida es no siendo conscientes del presente, que ahí está, que es la vida misma.